Había mucha expectativa puesta en lo que ocurriese de marzo a junio con las lluvias, ya que eran el puntapié para el inicio de la nueva campaña. Contrariamente a lo esperado las reservas de agua del suelo en el 60% de la región distan mucho de estar en condiciones adecuadas. Las temperaturas muy por encima de las habituales en toda la primera parte del semestre frío y la dispar distribución de las lluvias provocaron una mejora selectiva de la humedad edáfica.
Eran necesarios acumulados que alcancen la media o incluso la superen para poder desterrar los tres años consecutivos de Niña y la sequía que había quedado enquistada sobre los suelos regionales. Sin embargo, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) “las lluvias recargaron adecuadamente casi la mitad este de la región núcleo. Allí en un 35% del área, los acumulados oscilaron entre los 150 a 280 milimetros, y solo, en un 5%, en un sector muy acotado, superaron las medias estacionales con más de 280 milímetros. Sin embargo, la contracara es la otra mitad, en el centro-oeste regional, donde las lluvias otoñales decepcionaron y no alcanzaron para revertir la condición de sequía y escasez hídrica que aún perdura. En los sectores más comprometidos aún se requieren unos 80 mm, en los próximos quince días, para alcanzar el estado óptimo de las reservas (al metro de profundidad)”.
A corto plazo
Hoy el foco está puesto en el 25% del área triguera que resta por implantar – de las 1,1 M ha proyectadas- y que ya requieren de nuevas lluvias para continuar.
El consultor Ellorriaga explica que se espera que junio cierre con algunas lluvias moderadas, dentro de las habituales para el semestre frío. Sin embrago, difícilmente provocarán modificaciones de importancia en el estado actual de los perfiles. Habrá que esperar que avanzando en el invierno y con un Niño que irá fortaleciéndose, las precipitaciones comiencen a mostrar un comportamiento un poco más generoso para las siembras, en particular, del oeste.