Argentina fue el primer país vitivinícola del mundo en declarar al vino como su Bebida Nacional. El 24 de noviembre de 2010 se firmó el Decreto nacional N1800/2010 que reconoció al vino como la Bebida Nacional y quedó establecida la fecha en el calendario. Luego, en 2013 este decreto fue ratificado unánimemente en el Congreso a través de la Ley Nacional N°26.870.
Vale destacar que el decreto mencionado fue ratificado en 2013 a través de una Ley que fue aprobada por unanimidad en el Congreso Nacional y que definió al vino como un alimento con raíz cultural e identitaria, embajador en los mercados externos y caracteriza a la vitivinicultura como motor de economías regionales y protagonista de procesos de innovación e integración.
Estas características se vieron reflejadas en el esfuerzo sostenido por el sector, en cada una de las 15 provincias que cuentan unidades de producción, que pudieron adaptarse, con el apoyo del Estado, generando los protocolos sanitarios para completar esta etapa fundamental del proceso productivo y garantizar el cuidado de los trabajadores.
Finalizada la cosecha, y con todas las incertidumbres del caso, bodegas y canales de comercialización comenzaron a advertir una leve pero sostenida curva positiva en las ventas: desde los primeros meses de 2020 los despachos mostraron una recuperación del mercado doméstico. El acumulado de los primeros nueve meses creció 8,3%, según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Con estas cifras, el vino despachado hasta septiembre superó en más de 54 millones de litros al mismo periodo de 2019.
El informe de ese mes del INV indicó que, aunque los tintos dominaban las salidas al mercado (+7,4% en volumen), también se observaba un repunte de los blancos que crecieron 14,5% en cantidad de litros y pasaron de despachar 17,7 millones de litros en septiembre de 2019 a entregar al mercado 20,3 millones de litros en el mismo mes de 2020.
Comercio Internacional
Exportó en los diez primeros meses de 2020, 337,5 millones de litros de vino, lo que implica un crecimiento en volumen del 35,7%, 88,8 millones de litros más con respecto al mismo período del año pasado. Siendo 171,3 millones (51%) vinos fraccionados, en los que se observa un crecimiento acumulado interanual del 6,1%; mientras que 166,1 millones (49%) son de vinos a granel, con un aumento del 90,5%. Se exportaron 216 millones (64%) de litros de vinos varietales, con un crecimiento del 23,4%, además 119,1 millones (35,3%) de litros de vinos sin mención varietal, que marcan un aumento 67,8%.
Además, en 2020 se lanzó un Plan Nacional con el objetivo de llegar a los 1.000 millones de dólares en exportaciones de vinos fraccionados. Bajo este objetivo, se lograron avances concretos como la suba de reintegros a las exportaciones en más del 100% para el vino fraccionado y granel, jugo de uva concentrado o mosto y espumantes. Tomando como base de cálculo todo lo exportado por la vitivinicultura argentina en 2019, la suba de reintegros significa una mejora en los ingresos de U$S36,9 millones.
Con datos consolidados aportados por el INV a agosto de 2020, Reino Unido pasó a ser el principal mercado de exportación para el vino argentino fraccionado y a granel. Con un crecimiento interanual del 37,6%, desplazó del podio a Estados Unidos que -con una caída del 10%- pasó a ser el segundo mayor destino de las ventas del vino argentino al mundo. Canadá se ubica tercero con un crecimiento en los envíos a este destino del 10% interanual en agosto de 2020, según último dato consolidado por el INV.
China asciende con fuerza, gracias a un crecimiento del 180% en las exportaciones totales de vinos (fraccionados y a granel), y se ubica como el cuarto mayor destino para Argentina. Y hay crecimientos importantes en países de América Latina claves como Brasil (+28,4%) y México (+39,8%), que se ubican como el 5° y el 6° mayor mercado para el vino argentino, según datos del INV.