El faltante en las estaciones de servicio de todo el país pone de manifiesto, una vez más, la urgente necesidad de sustituir las importaciones de naftas con la producción local de bioetanol.
Con la escasez estructural de dólares que tiene Argentina para Maizar “es inentendible la Argentina haya importado naftas por más de 1.000 millones de dólares en 2022 y que lo siga haciendo a ritmo similar en 2023”.
La ley vigente en el país establece un corte del 12% (E12) y aún está lejos del E25 de Paraguay o el E27 de Brasil, que además utiliza E100 en su flota de vehículos flex. “Una suba de, por ejemplo, 3 puntos en la mezcla, significaría una producción adicional de 300.000 m3/año de bioetanol, lo que representa unas 750.000 toneladas más de maíz industrializadas por año, con el consiguiente agregado de valor local”, aclaran desde la entidad que nuclea a productores de maíz.
Un mayor corte de bioetanol implicará además impulsar inversiones para el nacimiento de nuevas plantas industriales y/o ampliaciones de plantas existentes en locaciones del interior con alta producción de maíz y alejadas de los puertos, lo que contribuye a un país más federal, y con una mejora en la logística de transporte.
En este contexto de crisis y en el marco de una restricción externa de envergadura, es clave “tomar medidas que permitan ahorrar las divisas que tanto se necesitan para impulsar el crecimiento económico”, recomiendan.
Otro dato a tener en cuenta es que a partir de la eficiencia de la producción del maíz y a la tecnología de punta que utiliza, Argentina produce el bioetanol con menor huella de carbono del mundo, bajando las emisiones de todos los productos que utilizan biocombustibles para su producción.