La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha estimado que un tercio (1/3) de los alimentos producidos en todo el mundo se pierde o desperdicia en las cadenas de producción, comercialización y consumo. Y, en la misma línea, según datos del Banco Mundial, entre un cuarto (1/4) y un tercio (1/3) de los alimentos producidos anualmente para consumo humano a nivel mundial se pierde o desperdicia, y más de un tercio (1/3) de dichas pérdidas ocurren a nivel de los consumidores.
En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), se desperdicia seiscientas setenta toneladas (670 t) por día, lo que representa aproximadamente un millón seiscientos setenta y cinco mil (1.675.000) platos de comida.
Según el “Estudio de Calidad de los Residuos Sólidos Urbanos”, realizado en 2011 por el Instituto de Ingeniería Sanitaria de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires junto con la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE), se estima que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se desechan aproximadamente entre doscientas toneladas (200 t) y doscientas cincuenta toneladas (250 t) diarias de alimentos en condiciones de ser consumidos, los cuales representan quinientas cincuenta mil (550.000) raciones de comida.
A nivel nacional se dispuso un Programa nacional de Reducción y y desperdicios de alimentos por medio de la resolución oficial 392/2015. la medida contempla las estimaciones del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que expresa que sólo se consume la mitad de las frutas y hortalizas que se cosechan, siendo las etapas de producción, “post” cosecha y procesamiento responsables de aproximadamente el ochenta por ciento (80%) de esa pérdida, mientras que en el caso de los cereales apenas se consume un cuarto (1/4) de la producción total.
La iniciativa diferencia por un lado la pérdida de alimentos, que refiere a la disminución cualitativa o cuantitativa de alimentos destinados al consumo humano durante el proceso productivo. Y por otro, el desperdicio de alimentos en referencia a las pérdidas derivadas de la decisión de desechar los alimentos que todavía tienen valor y se asocia principalmente con el comportamiento de los vendedores mayoristas y minoristas, servicios de venta de comida y consumidores.
Es por ello que desde el Ministerio implementarán campañas de sensibilización de los perjuicios de la pérdida y desperdicio de alimentos y de las acciones que apunten a la revalorización de los mismos y al consumo responsable necesario para instalar un nuevo paradigma de sociedad circular que reduzca, recicle y reutilice los alimentos, y promoverán vínculos con bancos de alimentos y otras entidades nacionales e internacionales.
En 2013, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y la Agencia de Protección Ambiental pusieron en marcha una iniciativa llamada US Food Waste Challenge, pidiendo a todas las entidades a lo largo de la cadena alimentaria que unieran sus esfuerzos para reducir, recuperar y reciclar los residuos de alimentos. Se estima que el 21% de los alimentos no se consumen y que entre el minorista y el consumidor en ese país desechan aproximadamente 16 kilos de por persona cada mes.