Sin tener que alejarse demasiado de la ciudad de Buenos Aires, existen múltiples alternativas para realizar recorridos turísticos por lugares históricos y finalizar la jornada con tentadoras ofertas gastronómicas.
Uno de esos lugares a descubrir es el Pasaje de los Carruajes y el encanto del Teatro Colón.
En la callejuela que atraviesa el Teatro Colón y conecta Viamonte con Tucumán, el Pasaje de los Carruajes es el lugar indicado para hacer una pausa y disfrutar de una rica comida al son de la música en vivo.
Allí se ofrecen tortas, cafés y platos gourmet para desayunar, almorzar y merendar, con la particularidad que es el único café de la ópera porteña abierto para todo público.
Bien temprano por la mañana, -de lunes a viernes abre sus puertas pasadas las 7 AM-, es posible que en esta cafetería se elija degustar unas medialunas con un té y luego hacer la visita guiada del Teatro Colón, cuyas entradas pueden ser compradas en la boletería, ubicada a unos pocos metros del lugar.
La propuesta es recorrer la Sala, el Foyer Principal, la Galería de Bustos y el Salón Dorado, además de apreciar los detalles asombrosos sobre la arquitectura, las escaleras y sus esculturas.
Al salir, el Pasaje de los Carruajes ofrece la opción de almorzar, donde hay diferentes opciones cárneas. Sin embargo, lo mejor del lugar es los domingos de 16 a 19, donde se sirve el Aída High Tea, que incluye tabla de quesos, salmón ahumado y otras exquisiteces.
En Ninina, la cafetería del MALBA que luego de visitar el Museo de Arte Lationamericano (MALBA) y observar esculturas y pinturas, pero puede ser un atractivo la comida que ofrecen.
Si bien este icónico sitio de la ciudad de Buenos Aires incluye un calendario de exposiciones temporales, con la exhibición estable de su colección institucional, funciona simultáneamente como un espacio plural de producción de actividades culturales y educativas, también tiene un sector gastronómico irresistible.
En noviembre de 2017, “Ninina” llegó al legendario museo con una clásica propuesta basada en lo artesanal, donde destacan el uso de materia prima como huevos de campo libres de jaula, harinas orgánicas y artesanales y café de especialidad, entre otros.
Además de sus reconocidas tortas, este café ofrece un amplio abanico de opciones para desayuno, brunch, almuerzo, merienda y cena que van desde medialunas, panqueques americanos, huevos benedictinos y huevos revueltos hasta hamburguesas, sándwiches, ensaladas, tartas, sopas y platos calientes como risotto de hongos y ravioles de carne braseada.
Para los que gustan de lo clásico, La Alianza Francesa, es toda una opción.
En la Alianza Francesa también se puede apreciar una bella infraestructura parisina y una comida gourmet. Cabe destacar que se trata del único centro de formación avalado por el gobierno francés y la primera de sus cinco sedes que en el país se fundó en 1893.
En el mismo lugar que alguna vez funcionó como depósito de archivos, hoy existe un restaurante llamado “Jardín secreto”. Así, el jardín de invierno, que en la actualidad es un bello salón de té, está ambientado como en la “Belle Époque” de Francia del 1900 y ofrece la mejor pastelería de Gontran Cherrier, el restaurante especializado en “patisserie” francesa.
Para desayunar o merendar, ofrece una gran variedad de productos dulces y salados elaborados, ideales para desayunar o merendar. En tanto que, para los amantes de lo dulce, las recomendaciones son el Canelé, un postre típico francés y el “pain de chocolat” con almendras.