Saverio el cruel, es una pieza que aborda el tema de la crueldad, la violencia de clases y la farsa, se ofrece en el Teatro Payró (San Martín 766, CABA) los sábados a las 18. Es uno de los clásicos teatrales de Roberto Arlt, que hoy más que nunca dialoga con el presente, sube a escena de la mano de la directora y actriz Gabriela Villalonga.
Y siempre es un placer ver y oír un texto de Arlt y su inconfundible estilo inflexible y sin dobleces; un texto que nunca deja dudas y que se aleja de la ambigüedad y nunca someterse a una endeble interpretación: Arlt dice lo que dice.
El ardid y la mentira forman parte de un relato que encuentra su fin último en una especie de capricho que debe ser satisfecho a cualquier precio y sin importar las consecuencias, aun cuando la muerte esté invitada a esta historia.

Una supuesta locura y un desafío que, entre dudas e interrogantes, hacen que el protagonista de esta historia, asuma un papel preponderante y en esas disquisiciones, elabora un discurso que lo lleva a asumir un compromiso ineludible, pero signado por la desigualdad y la típica violencia social y de clases, propia de los años 30.
Esta pieza teatral fue estrenada en 1936 y Arlt es quien mejor la retrata valores e ideologías de aquellos años y que en la actualidad vuelven a repetirse, con otros actores sociales aquella crueldad sin frontera ni límites, esa indiferencia por el otro y sin detenerse en las necesidades nunca satisfechas.
Y es Saverio quien será víctima de una farsa y de una historia que la directora Gabriela Villalonga logra rescatar, con una puesta en escena eficaz, aquella sociedad y los rígidos valores culturales de los años 30 de Buenos Aires y que Roberto Arlt retrata con crudeza y despojado de mandatos.
La sinopsis de la obra indica que los personajes de Saverio el Cruel se encuentran habitando dos mundos que parecieran diferentes y aislados. Sin embargo, la clase alta y los suburbios porteños de 1930 se verán entrelazados a partir de la crueldad que habita tanto en los personajes como en los ambientes.
Saverio, un sencillo vendedor de manteca, llegará a ofrecer sus productos a una casa burguesa cuyos habitantes lo envolverán en una farsa que organizan para divertirse a costa del trabajador. Saverio descubrirá en este camino tanto su propia crueldad como también la de quienes lo están usando para su propio beneficio.
Algunos personajes intentarán detener la farsa denunciándola como algo degradante y perverso. A la vez aparece un personaje fantasmagórico con una relación muy cercana a todos.
Con el correr de la obra, la farsa y su crueldad envolverá no sólo a Saverio sino a cada uno de los personajes.
Sin embargo, una frase del autor sintetiza el mensaje de la obra: “A nosotros nos ha tocado la misión de asistir al crepúsculo de la piedad”.
Actuaciones y demás
Son parte de elenco: Marito Falcón. Ligüen Pires, Ariel Guazzone, Roberto Cuñarro, Adriana Echegaray, Pablo Ferrer, Lali Rojas, Liliana Simsi. El vestuario estuvo a cargo de Alejandro Mateo; la Iluminación y las redes sociales las condujo Juani Pascua junto a Luis Cardozo; el diseño de escenografía pertenece a Alejandro Mateo. La fotografía es de Diana Ferrer Pinto; el diseño gráfico es de Gustavo Reverdito. El asesoramiento artístico es de María de los Ángeles Sanz y la asistencia de dirección es de María Cecilia Pérez. Prensa: Daniel Franco. Producción ejecutiva: Roberto Cuñarro, Liliana Simsi y Pablo Ferrer. La dirección y puesta en escena: Gabriela Villalonga
La directora
Gabriela Villalonga es actriz, directora teatral y dramaturga. Reconoce como sus maestros de actuación a Carlos Lagos, Beatriz Matar, Carlos Gandolfo, Alberto Ure, Osvaldo Saidón, Tato Pavlovsky, con quienes se formó en distintos talleres, cursos, seminarios y experiencias grupales.
Sus trabajos como actriz incluyen “Monoparental” de Gabriel Virtuoso, “La mejor solución” escrita y dirigida por Hernán Morán. También se destacaron sus trabajos en “Romeo y Janette” de Jean Anuille, “Contando las maneras” de E. Albee, “El malentendido” de Albert Camus, “Antígona” de Jean Anouill, “Mujeres de carne podrida” y “Pornografía emocional” estas dos últimas de M. Méndez con la dirección de J.M. Muscari.
Como integrante del Grupo Paladarteatro, por su destacada actuación en la obra “Paladar” recibe el premio a Mejor actuación femenina en el IV Festival Nacional de Teatro de Mar del Plata 2001 y actúa en “El Rey enano” y en “Nómades”.
Su trabajo como directora incluye “Cuatro tipos de Mujeres” seleccionada para la Fiesta de Teatro de Bs.As., “Mi niño Marilyn” de M. Méndez, “Porca Prole” de G. Virtuoso, “Familia” de Fernando León de Aranoa, co-dirige con G. Virtuoso “Entrenamiento revolucionario”, “Monoparental”, “Mujer Terrestre” y “YO RAMÓN” estas últimas de su autoría. En 2022 reestrena La fachalfarra con dirección de Alfredo Martín. Y Deviniendo Tato en Belisario Teatro y en Andamio 90. La obra acaba de concluir una nueva temporada en el Teatro Payró.
Sobre Roberto Arlt
La imagen de escritor y la biografía de Roberto Arlt tienen aristas cambiantes y a veces contradictorias en cuanto a ciertos datos de su nacimiento y sus nombres. El mismo Arlt modificó el día de su nacimiento en algunas de sus autobiografías, incluso en las que tienen una intención humorística.
También hay nombres diferentes en su partida de nacimiento y en el acta de su bautismo. Sylvia Saítta en su libro sobre Arlt, El escritor en un bosque de ladrillos. Una biografía de Roberto Arlt (2000)1, se ha encargado de especificar estas variantes de su identidad.
Sin embargo, Saítta aclara que Roberto Arlt nació el 26 de abril de 1900, según se especifica en su partida de nacimiento con el nombre de Roberto Arlt y no como otros biógrafos que han señalado que se le anotó con el nombre de Roberto Godofredo Christophers Arlt. Su padre, llamado Carlos Arlt, era de origen prusiano y hablaba alemán; su madre, Ekatherine Iobstraibitzer, había nacido en Trieste, y su lengua original era el italiano.
De todos modos, Arlt firma sus primeros textos autobiográficos como Roberto Godofredo Christophersen Arlt, esta modificación de su nombre, propiciada por el propio escritor, que no coincide con el certificado en el Registro Civil, es probable que haya contribuido a la confusión.