A días del cambio de estación, más precisamente el 16 de septiembre de 1945, se conmemora el nacimiento de José Alberto Iglesias, más conocido como Tanguito, el hombre que hizo de ‘Amor de primavera’ , el primer himno de nuestra juventud y de La Balsa, la piedra filosofal de nuestro rock nacional.
Ramsés o Tango, según sus conocidos, supo ser leyenda aún con pocas grabaciones pero muchas hipótesis en torno a su gran carisma, sus excesos y una muerte que antecedió al Club de los 27 (Hendrix, Brian Jones, Morrison, Morisette, Cobain, Joplin y Winehouse) pero que no ensombreció su legado.
Nacido en Caseros, barrio donde rápidamente su diminutivo le ganó a la calle, supo jactarse de buen bailarín de rock and roll, desde su adolescencia. De hecho, solían decirle medio en broma “Bailate un tanguito”, para que éste improvisara los pasitos que le valieron su apodo y comenzarían a gestar la primera grieta musical y generacional de entonces.
Dos singles grabados con The Dukes no dieron el resultado esperado, aunque el éxito de “La balsa”, en 1968, le permitió grabar dos temas más: “La princesa dorada” con letra de Pipo Lernoud, y “El hombre restante” escrito con Javier Martínez, de Manal. El resultado, sin embargo, no tuvo la repercusión esperada. Fue durante 1970, cuando el sello Mandioca editó un simple suyo con los temas “La balsa” y “Amor de primavera”, además de incluir “Natural” en el compilado “Pidamos peras a Mandioca”.
Su único álbum oficial apareció un año después de su trágico final: el 19 de mayo de 1972 fue hallado muerto al costado de las vías del tren, cerca de Puente Pacífico, a metros de la avenida Juan B. Justo a la altura de la calle Demaría. Nunca se supo si fue un accidente o si lo empujó la policía, que lo asediaba y periódicamente lo llevaba preso. Ese disco había sido grabado en los Estudios TNT en la época de los simples de Mandioca y solo se escucha su voz y guitarra, con vistas a completarlo más adelante con otros músicos. Como rareza, se escucha la voz de Javier Martínez, que lo incita a tocar “La balsa”. El sonido es crudo y despojado, pero permite vislumbrar la originalidad, inspiración y belleza de su talento.
Las canciones de Tanguito siguen maravillando a nuevas generaciones de músicos, que aún hoy redescubren su magia, tal como le sucedió al propio Luis Alberto Spinetta, que grabó “Amor de primavera” con Invisible y la incluyó en el concierto de Las Bandas Eternas en 2009. El Sello Sony decidió honrar los 75 años del artista con un disco que compila sus canciones.