El Simposio Fertilidad 2021, encuentro que realiza cada 2 años Fertilizar Asociación Civil, tuvo el pasado 12 de mayo su primera jornada virtual de las 3 que hay programadas. En la primera fecha de esta edición que tiene el lema “Ciencia y tecnología para la nutrición sustentable”, se puso el foco en el impacto que tiene la nutrición de los cultivos en la producción de granos y en la calidad de los alimentos, enfatizando que en Argentina existe una brecha importante entre los rendimientos promedios de los principales cultivos y los rendimientos potenciales, debida en gran medida al bajo uso de nutrientes.
La bienvenida estuvo a cargo de la Ing. Agr. María Fernanda González Sanjuan, gerente ejecutiva de Fertilizar AC, quien, junto al Dr. Fernando García, coordinador académico del Simposio, compartieron la dinámica y el programa de charlas y temas de esta edición especial.
Al inicio de la jornada, Jorge Bassi, vicepresidente 2° de Fertilizar AC, informó que el consumo de fertilizantes aumentó por cinco años consecutivos, superando los 5 millones de toneladas en la pasada campaña 2020/21. Este crecimiento es consecuencia del incremento de la siembra de gramíneas (trigo y maíz) sumado a un aumento de las dosis y del área fertilizada. “La rotación con gramíneas es fundamental por el aporte de carbono a los suelos, aunque todavía no llegamos a una relación ideal, podemos destacar que es la mejor de la agricultura moderna”, expresó.

Un indicador importante para Fertilizar es la relación entre los nutrientes que extraen las cosechas y el aporte de fertilizantes. “Una relación menor a 1 implica que estamos aún exportando nutrientes del suelo”, agregó Bassi. Sin embargo, destacó algunos avances “gracias al aumento en la superficie de gramíneas es que la última campaña fue récord en la reposición de nitrógeno (N)”. En cuanto al fósforo (P), hubo una recuperación importante en las últimas temporadas, llegando a aportar el 70% de las extracciones. En tanto que el azufre (S) no logra instalarse a las dosis apropiadas y va perdiendo terreno contra una producción en alta. Finalmente, agregó que en el caso del potasio (K) se está notando un aumento en las aplicaciones en el Litoral argentino, donde empezaron a observarse deficiencias.
Producir alimentos aceptando desafíos de distintos ambientes
Martín Díaz Zorita, profesor de la Universidad de La Pampa y coordinador del Comité Técnico de Fertilizar AC, refirió a este tema. Así, el especialista advirtió que el manejo de un cultivo (la elección de la fecha de siembra, el genotipo y las condiciones ambientales) implica “intervenir en la composición” de los atributos que tendrán luego los granos en cuanto a su valor alimenticio.
Destacó que en los últimos años hubo un crecimiento en el uso de nutrientes (nitrógeno-N-, fósforo -P- y azufre- S-) que acompañó el crecimiento de la producción agrícola y puso una alerta sobre la relación entre la fertilización y la calidad de los alimentos.
Las variaciones en los niveles de N, P y S –dijo- responden a cambios en las proporciones de los cultivos: “en la medida en que predomina la producción de cereales, la cantidad de N que se produce por cantidad de N aplicado tiende a disminuir mientras que cuando se producen oleaginosas ese valor aumenta”.
Puso como ejemplo que en las campañas más recientes se logró un trigo de mejor calidad (con mayor porcentaje de proteínas) gracias al incremento en la nutrición con nitrógeno; igual ocurrió con la calidad y aptitud aceitera de la soja por una mayor fertilización con nitrógeno y fósforo.
En cambio, en el caso del maíz, señaló que “al fertilizar con N (efecto manejo) aumentan los rendimientos y la concentración de nitrógeno, pero disminuye la del fósforo en los granos”, provocando un desbalance y una limitación. “En la producción de alimentos no podemos descuidar la incorporación efectiva de nutrientes a través de la correcta administración de los fertilizantes (dosis, fuente, momento, localización)”, advirtió Díaz Zorita.
En sus conclusiones remarcó también la importancia del ambiente: “son sectores homogéneos en la oferta de recursos y definen el potencial de rendimiento de los cultivos”. Agregó que “los cultivos maximizan la eficiencia de la producción” al mismo tiempo que “generan el efecto de la dilución de nutrientes cuando aumentan los rendimientos”.
De aquí que recomendó realizar “un manejo balanceado y estratégico de la fertilización para cuidar la composición base de los granos, es decir, su calidad”.
En el cierre de la primera jornada virtual del Simposio Fertilidad 2021, Juan Pablo Monzón, investigador de la Universidad de Nebraska-Lincoln, Estados Unidos y del CONICET, y que se desempeña también en la Unidad Integrada del INTA Balcarce y la Universidad de Mar del Plata, disertó sobre nutrición de cultivos para achicar la brecha de rendimientos.
“Los análisis indican que las aplicaciones actuales de nutrientes no son suficientes para cerrar la actual brecha de rendimientos y, en la mayoría de los casos, los balances indican que hay ‘minado’ de nutrientes (aplicación deficitaria)”. Advirtió que esta cuestión explica el avance de la agricultura sobre sistemas “marginales y poco productivos”.
“Estos factores combinados producen una fuerte presión sobre el área actual de cultivos, por lo tanto, si se quiere satisfacer la demanda futura de alimento sin una expansión del área ya cultivada, se requerirá una intensificación (sustentable) de la producción de cultivos para que cada hectárea produzca cerca de su potencial, minimizando el impacto ambiental y preservando el recurso suelo”.
Con datos de la red ReTAA de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Monzón enumeró que actualmente el maíz tiene un balance negativo de nutrientes de 35 kg/ha de nitrógeno; 9 kg/ha en fósforo y también 9 kg/ha de azufre. “El agregado de N al maíz es altamente rentable”, dijo.
En trigo, el balance negativo de la nutrición de minerales es de 7 kg/ha en el caso de N; 0 en P y 5 en Z. “Es el único cultivo que, para los rindes actuales, en algunas regiones del país presenta un balance positivo en fósforo”.
La soja en tanto, presenta balance negativo de P de 11 kg/ha y falta de S por 7 kg/ha. “Para poder cerrar esa brecha de rindes sin comprometer la calidad del suelo vamos a requerir un aumento sustancial en el uso de nutrientes”, sentenció Monzón. Y reforzó con que “las aplicaciones actuales no son suficientes para cerrar la brecha de rindes”.
En tanto que advirtió que esos mayores aportes “conllevan un mayor riesgo de pérdidas si los nutrientes no son aplicados adecuadamente” y al mismo tiempo aparecen también otros factores limitantes, como una inadecuada elección de fecha de siembra o densidad de plantas, largo de ciclo, o un pobre control de malezas, insectos y enfermedades.
“Cualquier programa que tenga como objetivo aumentar los rendimientos de manera sustentable va a requerir de un reconocimiento explícito de la necesidad de un mayor y mejor uso de nutrientes en Argentina”, concluyó.

Los próximos encuentros virtuales del Simposio Fertilidad 2021 se realizarán los días 19 de mayo y el 2 de junio, de 8.30 a 10.30h a través de la plataforma de Agroconsultas.
