El presidente estadounidense Donald Trump y su par chino Xi Jinping se reunieron en la ciudad surcoreana de Busan, en su primer encuentro cara a cara desde 2019, y anunciaron un acuerdo que busca enfriar las tensiones comerciales entre ambas potencias.
El pacto contempla una reducción de aranceles, el compromiso chino de combatir el tráfico de fentanilo, y la reanulación de las compras de soja y energía estadounidense, además de una tregua sobre el control de exportaciones de tierras raras.
Trump informó que los aranceles sobre productos chinos bajarán del 57% al 47%, mientras que los vinculados al comercio de precursores del fentanilo se reducirán a la mitad. A cambio, China se comprometió a intensificar los controles sobre ese opioide sintético, que es la principal causa de muertes por sobredosis en Estados Unidos.
El acuerdo incluye también la compra de 12 millones de toneladas de soja hasta enero, y 25 millones de toneladas anuales durante los próximos tres años. Además, Pekín reanudará las adquisiciones de petróleo y gas norteamericano, y suspenderá durante un año las restricciones a la exportación de tierras raras, minerales clave para la industria tecnológica y de defensa.
En paralelo, Washington aplazará por doce meses las nuevas restricciones que impedían a empresas chinas adquirir tecnología estadounidense mediante filiales, así como las medidas dirigidas al sector marítimo y naval del gigante asiático. “Fue una reunión increíble”, dijo Trump a bordo del Air Force One, calificando el encuentro con Xi como “un 12 sobre 10”.
Sin embargo, la distensión no convenció a todos. Desde la oposición demócrata, el senador Chuck Schumer cuestionó el acuerdo al considerar que “Trump cedió ante China”.
Analistas también advirtieron que se trata de una calma transitoria. Según Craig Singleton, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, “la reducción de aranceles a cambio de la promesa de una ofensiva contra el fentanilo genera una calma temporal, pero es un alivio transaccional, no un reinicio estructural”.
Los mercados internacionales reaccionaron con moderación, sin registrar grandes movimientos pese a la expectativa previa. El alivio comercial podría impulsar un breve repunte del comercio global, aunque los expertos coinciden en que las causas de fondo del conflicto —tecnología, poder geopolítico y control de suministros estratégicos— siguen intactas.
La reunión se realizó en el marco del foro APEC y concluyó con la promesa de Trump de viajar a China en abril. Según medios estatales, Pekín presentó el encuentro como un triunfo diplomático. Xi afirmó que “el desarrollo y el rejuvenecimiento de China no son incompatibles con el objetivo del presidente Trump de hacer a Estados Unidos grande otra vez”.
A pesar del tono optimista, los analistas advierten que el acuerdo ofrece solo una tregua frágil. Las fricciones por tecnología, defensa y soberanía podrían reavivar la disputa en cualquier momento.
Con información de Reuters




