Italia “a partir de hoy cambia”, afirmó la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, tras recibir el respaldo del Senado, y prometió encontrar soluciones “eficaces” a los muchos problemas existentes con su propia receta, la misma con la que pretende alivar al país del pesado “legado” de gobiernos anteriores.
Durante los 49 minutos de discurso en el Aula del Senado, donde recibió el apoyo de 115 votos, Meloni habló sobre el tope de caja, que no frena la evasión y “penaliza a los pobres”. Resaltó que entre los temas a tratar está el salario mínimo que no soluciona el problema de los “salarios bajos”.
A esto se sumó el Plan Nacional de Recuperación y Resiliancia (PNRR), del cual la mitad de los fondos se han gastado hasta ahora. Y luego habló sobre la gestión del covid, las elecciones “sin fundamento” que casan la ciencia como si fuera “una religión”.
Habla con orgullo frente a los senadores, aunque su voz la abandone de vez en cuando. Pide disculpas por ello, pero no escatima en relatar su idea de país después de que se haya realizado una “operación de la verdad” gracias a las críticas en la Cámara que han sacado a la luz la verdadera situación en la que se encuentra el país. Que no tendrá que pasar “de la dependencia del gas ruso a la de las materias primas chinas”, que tendrá que sortear incomprensibles bloqueos burocráticos, reiniciar las perforaciones en el mar Adriático porque si el gas lo extraen otros “no es que contamine menos”.
Y transformar el Sur “en el centro energético de Europa”, también para evitar tener que apresurarse a instalar regasificadores “con trámites urgentes y fuertes impactos en territorios”.
Meloni también tiene ideas claras sobre la paz -fue criticada por la ausencia de la palabra en el discurso-manifiesto del martes-, que no se obtiene ni “con la rendición de Kiev” ni “con las banderas del arcoíris” en la plaza. Una indirecta a aquellos que, entre los opositores, están a punto de ocupar las bancas a principios de noviembre. Y no es la única. La nueva premier apunta en particular al Movimiento 5 Estrellas (M5s), pero también al Partido Demócrata (PD).
Cuando recuerda a quienes “brindaban por la abolición de la pobreza” y cuando explica que el salario mínimo corre el riesgo de ser una “pista falsa” mientras que la solución para combatir el trabajo pobre es la extensión de los convenios colectivos”, además del recorte de la cuña de 5 puntos para levantar los salarios. Sin embargo, cuando va al capítulo fiscal, cuestiona directamente a los gobiernos del Partido Demócrata y al exministro Pier Carlo Padoan. Fue él, recuerda, quien argumentó que no había correlación entre el nivel del efectivo y la evasión.
Y esboza una de las primeras jugadas “concretas” de su ejecutivo, además de introducir el “tasa incremental de tipo único” (que de hecho es un premio al “mérito” para quienes se esfuerzan por hacer más), también la de “meter la mano al techo de caja”, encontrando el muro del Partido Demócrata y M5s. Una idea lanzada poco antes por la Liga, que en estos primeros días corre -no sin crear cierta irritación en casa de los Hermanos de Italia (Fdi)- a adelantar la agenda.
Mientras que el otro aliado, Forza Italia (FI), sigue pidiendo igual dignidad, al menos en el reparto de los subsecretarios. Que la premier quisiera definir cuanto antes y evitar otros roces como los que hay en la composición del equipo de gobierno.
“La situación es difícil”, dijo Silvio Berlusconi, que regresa al Senado después de 9 años, garantizando en todo caso el sí “convencido” a la confianza. Meloni, en tanto, tiene algo para todos: a Ilaria Cucchi, que entre otras cosas la increpa sobre los enfrentamientos del martes en la Sapienza, le responde que uno no sale a la calle “para impedir que hablen los demás”, que “el respeto a las ideas de los demás” es esencia de la “democracia”.
Y rechaza las acusaciones del exmagistrado Roberto Scarpinato, subrayando que no le sorprende un enfoque “descaradamente ideológico”. Lo mismo que “parte del poder judicial” que a lo largo de los años han construido sobre la base de “teoremas” procesos de “quiebra” a partir de vía D’Amelio.
Ni siquiera perdona al xovid y al PNRR, los dos buques insignia del gobierno de Mario Draghi: los fondos gastados son solo 21 mil millones de 42. Así que todo no fue “tan bueno” y ahora el gobierno de centro-derecha también asumirá “la gran responsabilidad para acelerar, resume, repitiendo de hecho el concepto -el único hasta ahora- que había resquebrajado las relaciones con su antecesor.
En cuanto a la pandemia, los gobiernos -usa el plural- han adoptado medidas sin “evidencia científica”, incluida la luz verde para las vacunas a los niños de 12 años. Además, estas medidas también amenazaron con debilitar la lucha contra las mafias con “la liberación de decenas de detenidos del 41 bis con la excusa del covid”. (ANSA).
