El algodón es un cultivo que tiene un papel protagónico a nivel económico y social en algunas provincias argentinas. Genera una economía regional de suma importancia para los pequeños productores de la región, utiliza mano de obra local y evita la migración hacia las grandes concentraciones urbanas.
Las principales provincias productoras de algodón son: Chaco, Santiago del Estero y Santa Fe. El textil también se cultiva en Formosa, Salta, San Luis, Entre Ríos y Córdoba. El 80% son producciones de pequeña escala.
Sin embargo, la plaga picudo del algodonero (Anthonomus grandis Boheman) incide sobre la producción por la destrucción, principalmente, de botones florales con lo que impide la floración y fructificación, obtiene una baja en el rendimiento, y provoca grandes pérdidas económicas. Por esto, es considerada una de las plagas más destructivas de la agricultura a nivel mundial y ha sido declarada como tal en nuestro país por la Resolución IASCAV N° 95/1993.
Desde entonces, y con el objetivo de contribuir a la sustentabilidad de la producción algodonera, en el ámbito del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) funciona el Programa Nacional de Prevención y Erradicación del Picudo del Algodonero (Pnpepa) a cargo de la Dirección Nacional de Protección Vegetal (DNPV).
El Pnpepa se centra en dos pilares fundamentales que son: la vigilancia y la fiscalización. Establece las medidas fitosanitarias que contribuyen a minimizar los daños producidos por la plaga, busca la sustentabilidad de la producción algodonera y ejecuta acciones enmarcadas dentro de los componentes de planificación, monitoreo, control, validación y transferencia de tecnologías, comunicación y capacitación.
DESTRUCCIÓN DE RASTROJOS
Dentro de las medidas fitosanitarias implementadas, se destacan las resoluciones que fijan fechas de siembra y destrucción de rastrojos que tienen como objetivo dificultar la supervivencia y la reproducción del picudo del algodonero, y así prevenir la dispersión de focos.
La destrucción de rastrojos debe hacerse tras la cosecha. Anticipar y concentrar la fecha máxima para destrucción de rastrojos es una herramienta para disminuir la supervivencia y reproducción del picudo algodonero. El Senasa resalta la importancia de tener un vacío sanitario en el lote productivo y da a conocer las fechas obligatorias para la destrucción de rastrojos del algodón, medida que impactará en la campaña siguiente.
Incumplir esta medida hace pasible de multas al productor por lo que debe respetar y cumplir con las fechas fijadas para el control de la plaga. De esta manera, contribuye a la protección de la producción algodonera nacional.
El algodón es un factor dinamizador de la economía de la región productora, tanto para los actores primarios como los industriales, de servicios relacionados (desmotadoras, transporte, talleres industriales, hilanderías, aceiteras, entre otros), y el comercial de la zona de influencia. En conjunto representan una gran ocupación de mano de obra directa e indirecta.
Cuidar esta cadena productiva es responsabilidad de todos sus integrante