Oxímoron
Los colores de la Antártida cambian minuto a minuto, los hielos, los atardeceres y amaneceres, los cielos azules y los nublados, y las brumas crean una paleta que deslumbra.
Las fotografías representan en forma muy parcial y acotada la grandiosidad de este continente que contiene en sí, la grandeza de lo infinito y la angustia de la finitud.
El prestigioso fotógrafo Marcelo Gurruchaga realizó viajes en el rompehielos Almirante Irízar, en el buque de exploración Ushuaia y en el del Programa Antártico Argentino, visitando las bases argentinas y algunas de otros países.
Pero el primero lo marcó a fuego, a través de sus imágenes plasmadas en el libro “Antártida. Los colores del desierto frio” nos muestra la fuerza de la naturaleza y un paisaje imponente junto a sus sensaciones y vivencias.
Desde 1983 se dedica profesionalmente a la fotografía en los campos de la publicidad, la arquitectura y la naturaleza. Se interesa y trabaja en cuestiones patrimoniales, tanto naturales como histórico-culturales. Dirige desde 2003 el Espacio Fotográfico Marcelo Gurruchaga, lugar que nuclea enseñanza básica y profesional de fotografía, galería de exposiciones y cursos de capacitación dirigidos a ONG y empresas.

“Mi primer viaje a la Antártida comenzó como suelen empezar las grandes aventuras: con una pregunta y con un misterio a resolver”
Para seguir los pasos de los hombres que escribieron la historia de la Antártida como James Cook, Robert Scott, Otto Nordenskjöld, Roald Amundsen, Ernest Shackleton, James Weddell y Fabian Von Bellingshausen entre otros realizó este viaje y poder capturar a través de la fotografía documental distintos momentos del comportamiento de la naturaleza.
En su primer cruce el fotógrafo vivenció lo impetuoso de la naturaleza y reconoció que “como si quisiera ponerme a prueba el Pasaje Drake se mostró en todo su esplendor y con toda su furia: la proa del buque se elevaba en las olas para caer con estrépitos obre el mar. Fueron unas pocas horas. Más tarde, el mar de a poco fue aplacándose para permitir una navegación calma. Yo sentí que había aprobado mi primer examen”.

“La Antártida es un lugar excepcional por el hecho que fue auténticamente descubierta por sus exploradores. Nunca vivieron allí pueblos indígenas”
Gurruchaga


Gurruchaga explicó que “en los distintos viajes que realicé en el rompehielos Almirante Irízar y en el buque de exploración Ushuaia pude visitar la totalidad de las bases argentinas y algunas de otros países. Desde 1904, con la fundación de la Base de Orcadas, Argentina ha mantenido su presencia en la Antártida y, durante varias décadas, ha sido el único país ocupante permanente en este continente. Es admirable el esfuerzo de sus integrantes para lograr que éstas funcionen en condiciones tan adversas y que sirvan como apoyo a las actividades científicas que se desarrollan en la Antártida. A partir de 1961, el tratado antártico regula las actividades que pueden realizarse en el continente; en la Antártida sólo pueden tener lugar actividades pacíficas, se prohíbe el uso de la energía nuclear y se vela por la protección y conservación del ambiente”. Y agrega: “Aquí, como en ningún otro lugar del mundo, se siente la cooperación y la convivencia entre gente de todos los países”.
La temperatura promedio en la región de enero, el mes más cálido del verano, oscila entre 0,4ºC, en la costa, y –40ºC, en el interior del continente. Durante el invierno, el promedio se encuentra entre –23ºC y –68ºC.

“Antártida al fin y las preguntas lejos de acallarse, se volvían más urgentes y enfáticas”
Como fotógrafo Gurruchaga detalló que “he visto de cerca pingüinos, focas, ballenas, lobos de mar, albatros, cormoranes, petreles y elefantes marinos”. Y explica: “Fotografiarlos es una tarea por demás atractiva, parece establecerse una comunicación especial entre el fotógrafo y sus modelos”.

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