[su_custom_gallery source=”media: 365″ width=”630″ height=”410″ title=”always”]Para el docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, Daniel Miralles la caída de los cereales invernales agudiza la pérdida de la fertilidad del suelo. Además, crecen las malezas resistentes y aumenta el uso de herbicidas con mayor toxicidad.
Ante las opciones que tiene el productor a la hora de evaluar la fina , el investigador recomendó continuar con los planteos de trigo ajustando si es necesario la fecha de siembra. Miralles consideró que los principales efectos que aparecen en las proyecciones del cambio climático, referidos en los aumentos en las temperaturas medias y mínimas, son los cambios en la fecha de heladas, las alteraciones en las precipitaciones, e incrementos en la frecuencia de los golpes de calor.
“Es una realidad que tenemos un cambio climático y que las temperaturas han ido en aumento y que van acompañadas de aumento de frecuencia de golpes de calor y de mayores precipitaciones o frecuencia de precipitaciones”, aclaró el especialista.
El impacto es que la mayor temperatura va a tener efectos directos en los ciclos de los cultivos, va a tender a acortarlos, siempre en temperatura media, y “vamos a tener cultivos que tienen menos ciclos en días y eso nos va hacer pensar si va ir acompañado de una modificación en las fechas de heladas y si no tenemos qué manejar los cultivos con distintas fechas de siembras que las actuales”, explico el académico de la Fauba.
Por ejemplo adelantar las fechas va en línea con el aumento de la frecuencia de los golpes de calor porque si no alteramos la fecha de floración y nos exponemos a mayores golpes de calor la consecuencia va hacer que vamos a tener alteraciones en el peso de grano y en la calidad industrial.
Miralles sostuvo que el productor debe analizar sus informaciones para observar si debe modificar su fecha de siembra si sus rendimientos bajan por las cuestiones climáticas, sino “esta penalizando su propio rendimiento. La difusión de la información es muy importante para que el productor la mire y vea donde está parado y sepa que si hoy está sembrando como hace 10 años, va a ver que si adelante mejora el rendimiento va a adoptar esta tecnología. Esto no es generalizado, hay que tratarlo zona por zona”. Y agregó: “No tenemos que mirar la foto, el cambio climático es una película, capaz que este año es neutro y no tenemos ningún problema de precipitaciones pero los hemos tenido en el 2012, el 2014”.
En un informe reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, según su sigla en inglés) indica que el mayor impacto negativo sobre los rendimientos será en las zonas templadas –precisamente las que caracterizan a las principales zonas agrícolas argentinas- y el trigo aparece como el cultivo más afectado.
“Desde el punto de vista técnico, la disminución de los cultivos invernales fue uno de los mayores golpes negativos en los sistemas productivos agrícolas argentinos de los últimos años. Hoy estamos tomando conciencia del impacto. Aún estamos a tiempo de revertir daños mayores en los sistemas de producción, si se promueven políticas agrícolas que aseguren la sustentabilidad”.
* La desaparición de los cultivos de invierno de la rotacion afectan negativamente los balances de carbono del sistema, aceleran la degradación del suelo y empeoran los rendimientos.