Desde el inicio aislamiento obligatorio el uso de videojuegos registra una suba del 100% y las descargas superan en un 33 la etapa previa a la expansión del covid-19. Uno de los efectos de esta nueva realidad hiperconectada es la sobreexposición a las pantallas que, en los casos más graves, podrían derivar en lo que la Organización Mundial de la Salud ha definido como “adicción a los videojuegos”.
El Día Mundial del Gamer (se celebra el 29 de agosto) nos da la posibilidad de reflexionar que debemos lograr un crecimiento responsable de la actividad. Estamos hablando de más de 260 millones jóvenes que son usuarios y usuarias de videojuegos en América Latina.
En nuestro país el 71% de los usuarios pasa más tiempo frente a los videojuegos respecto a lo que ocurría antes del 19 de marzo y el incremento del uso de celulares, destinados a jugar, creció el 75%.
Ante la interrupción de las clases en la modalidad presencial, y la imposibilidad de hacer salidas recreativas o reuniones sociales, desde más de cinco meses, es necesario reflexionar sobre qué hábitos pueden haberse incorporado en el seno de las familias respecto al uso de celulares, internet, videojuegos o redes sociales; cuanto tiempo se han incrementado su uso y como puede contribuir, cada familia, a la salida de este estado.
A modo de consulta el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría de Pueblo de la provincia de Buenos Aires con el Observatorio de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes elaboraron una “Guía de Seguridad y Desescalada Digital”.

La guía incluye una serie de tips para mejorar la seguridad y la privacidad, en momentos de proliferación de los ciberdelitos. Además, la herramienta desarrollada por la Defensoría adapta distintas estrategias internacionales, entre ellas el programa “Pantallas Amigables” de España, que hacen foco en la denominada “descalada digital”. Así se denomina al proceso de transición hacía un mayor estado de bienestar que producto de una reducción progresiva de la excesiva exposición a las pantallas.
Una nueva forma de vida y de consumo se pueden lograr reeducando hábitos. En ese sentido, debido al contexto cambiante que nos toca vivir, se debe reajustar la estrategia en función de los resultados obtenidos y recompensarse por lo ya logrado.
El plan de seis pasos incluido en la Guía elaborada por el Observatorio puede ser realizado por cualquier miembro de la familia sienta la necesidad de hacerlo. Mejor aún, también puede ser parte de un compromiso colectivo donde se establezcan metas individualizadas pero un objetivo común como es, en este caso, desescalar el sobreuso de pantallas.
1-OBSERVATE: identificá qué cosas hacés con el celular,las redes sociales o los videojuegos que antes del confinamiento no hacías. Ver esos cambios, detectar las áreas demejora y suprimir conductas adquiridas:dormir con el celular, cambios de horariospor jugar o visitar sitios de streamer, horasde uso en redes sociales, etc.
2-CONOCE BIEN TUS NUEVAS RUTINAS: Tratá de saber cuándo, cómo y hasta dónde incorporaste el uso.De los cambios observados, céntrate en aquellos que implicaron el aumento del uso de pantallas y son rutinarios. Tratá de conocer qué los provocó o en qué circunstancias se agudizan.
3-ESTABLECÉ TUS OBJETIVOS: Fijá de forma realista pero ambiciosa la nueva situación deseada tras el proceso de desescalada, para volver a un uso habitual o moderado. Este fin se desagrega en objetivos parciales que hay que identificar, retos que se pueden abordar en paralelo o de forma secuencial, pero que sumados conduce a un estado de mayor bienestar.
4-GENERÁ UNA ESTRATEGIA: costumbres, recuperá horarios habituales a tus actividades, medí los avances. Establecé rutinas de ocio no digital, desactivá notificaciones o dejá el celular fuera de tu vista o alcance.
5-COMPARTÍ TUS METAS Y OBJETIVOS: conocer a tu entorno tu voluntad en cambiar ciertos hábitos y pediles colaboración y comprensión.
6- REVISÁ TU PLAN: Periódicamente medí los avances, identificá y cambiá lo que no va bien, reajustá las metas.
