“Mercaderes, traficantes,
Más que nausea dan tristeza,
No rozaron ni un instante
La belleza…”

No parece ridículo soñar con un mundo donde las reglas de la belleza dependa exclusivamente de quienes la portan. O de aquellos que trabajan a favor de ella. En este sentido y haciendo una analogía de un mercado que se regula solo, esta semana los cultores de la estética se vieron tocados ¿averiados? por los cuestionamientos mediáticos y judiciales (o en el orden que prefieran) a partir de la dudosa efectividad de sus beneficios.
Oiga doctor
En el caso de Rubén Mühlberger, el médico y esteticista de los famosos (https://www.doctorrm.com/drrm.html), la clausura de su clínica y la posterior detención ordenada por la doctora Valeria Massaglia, abrió interrogantes que fueron más allá del láser y de sus clientes célebres.
Si bien el promotor de las dudosas cápsulas adelgazantes ‘Mö’ se encuentra en prisión domiciliaria por difundir desde el inicio de la pandemia un producto en contra del Covid-19 y no contar con su establecimiento en regla (sin habilitación desde 2016), su caso sacudió el avispero mediático en un cóctel de “notables” que fueron desde Diego a Lilita, sin olvidarse, de Charly, por supuesto de Moria (su mentora) y Susana., entre una lista interminable.

Gordofóbico y maltratador fueron algunos de los calificativos que lo describieron desde Intrusos, algunos de sus ex empleados. Detalle menor su manera de expresarse en comparación con los productos vencidos descubiertos en el consultorio (o ‘la NASA’, como lo llamaban sus clientes habituales), además de las sospechosas condiciones higiénicas. Entre otros aspectos.
Desmayos, tecitos con clonazepam (gentileza de la casa), denuncias de mala praxis, conforman el recetario actual de Mühlberger, cuyo cóctel parece distar bastante de su espíritu rejuvenecedor.
La maquinita
La otra joyita de la belleza que causó revuelo en nuestro medio fue la venta directa de un producto milagroso. Difundida desde las cuentas de influencers y atractivas muchachas, el artículo que “deja la piel radiante”, provocó una impensada grieta, donde buena parte de sus protagonistas reivindicaban la venta piramidal, en tanto que otras se mofaban de quienes aceptaron exhibirse, pensando en potenciales ganancias.
Cinthia Fernández, Yanina Latorre, Sol Pérez, conformaron el podio, aunque la consigna del producto, ya lleva bastante tiempo de difusión a partir de un catálogo de hermosas famosas entre su marketinero staff. “¿Sabés quién vuelve? ¡El limpiador facial más famoso y vendido en todo el mundo!”, anuncian, entre historias instagrameras o producciones fotográficas. En cambio la China Suárez, optó por patear el tablero y exponer a sus colegas vía twitter: “No quiero vender ninguna maquinita para la cara. Gracias”, sentenció.
Justo es decir que lejos de Pnts (publicidad no tradicional, de multimedios), hoy las marcas, eluden en muchos casos la publicidad clásica y aprovechan la popularidad de la que gozan las principales referentes en las redes sociales para llegar al gran público.
Urgen controles en uno y otro caso, antes que la cosa se ponga más fea…sino dejamos todo en manos de los promotores de la estética, claro.