La Pontificia Academia para la Vida, la agencia de la ONU para la Alimentación y Agricultura (FAO), Microsoft e IBM organizan el próximo 24 de septiembre un evento online con los signatarios del “Llamado a una ética de la Inteligencia Artificial”, firmado en Roma el pasado febrero, enfocado en indicar soluciones concretas para el negocio agroalimentario e indicar la ruta post covid-19.
El Llamado de Roma apoya un enfoque ético de la Inteligencia Artificial (IA) y promueve la responsabilidad entre las organizaciones, gobiernos e instituciones con el objetivo de crear un futuro donde la innovación digital y el progreso tecnológico sean útiles a la creatividad y el ingenio humano, y no a su reemplazo gradual.
El proceso iniciado en febrero en Roma sigue con un proyecto concreto de IA entre el Vaticano, la FAO, Microsoft e IBM sobre el uso ejemplar de la inteligencia artificial en la cadena de valor alimentaria. Estarán el director general de la FAO, Mr. Qu Dongyu; el vicepresidente ejecutivo de IBM, John Kelly III; el presidente de Microsoft, Brad Smith, y monseñor Vincenzo Paglia.
La alianza global entre los signatarios del Llamado de Roma ratificada el pasado febrero se enfoca en un enfoque ético para proveer soluciones concretas y con fundamento ético al sector agroalimentario, en un contexto marcado por el Covid-19 que puede afectar seriamente la seguridad alimentaria y la nutrición.
«El hambre es una maldición para sus víctimas y una vergüenza para la civilización. Las estadísticas internacionales nos dicen que estos meses de pandemia han acentuado el hambre y las necesidades alimentarias de las poblaciones más pobres”, dijo a ANSA Monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida.
El evento del 24 de septiembre apunta a retomar y relanzar la firma del Llamado de Roma; a exhibir soluciones concretas para el negocio agroalimentario gracias al uso ético de la IA; y a indicar la ruta poscovid-19.
Durante el encuentro se compartirán algunas experiencias concretas de uso de la IA para enfrentar éticamente los desafíos ambientales globales. “Las cifras son dramáticas: 270 millones de personas en 79 países están condenadas al hambre: desde Bolivia hasta Africa, pero también en el Reino Unido y en Asia. 553 millones de personas viven por debajo del umbral de pobreza en todo el mundo. Y la explotación indiscriminada de recursos en el Amazonas, los incendios en California y otros lugares, roban suelos preciosos y empobrecen al planeta y, en última instancia, a cada uno de nosotros”, agregó monseñor Paglia.
“El hambre forzada es una maldición escandalosa porque no depende de la falta de recursos alimentarios sino únicamente de un sistema económico y social que produce poblaciones con sobrepeso por un lado y desnutridas por el otro. La maldición del hambre es un pozo de dolor sin fondo, donde hasta el misterio de Dios está enredado, donde la vida humana está expuesta a su límite biológico y a la violencia del pecado”, observó el prelado.
“Desde que el suministro de alimentos para todo el planeta se ha vuelto científica y técnicamente viable, nuestras estadísticas sobre predicciones de bienestar se han vuelto moralmente inaceptables. Podemos y debemos buscar alternativas para la ganadería y la agricultura sostenibles, para fuentes de energía no contaminantes, para recursos de trabajo que no conduzcan a la destrucción del medio ambiente y de las culturas”, instó el presidente de la Pontificia Academia para la Vida.
El Papa Francisco -recordó- “escribió esto en la Exhortación Apostólica Querida Amazonia. Durante cinco años, la Encíclica Laudato Si’ ha señalado el camino de la sostenibilidad medioambiental que es el único verdaderamente humano, sensible, razonable, viable”.
Por tal motivo “con la FAO, con Microsoft, con IBM, firmamos una Call en febrero en Roma para el desarrollo y uso de la Inteligencia Artificial a favor de toda la humanidad, no para unos pocos. La ciencia y la cultura humanística deben unirse y fusionarse con las culturas, los conocimientos y las tradiciones de los pueblos de todo el mundo, para dar a toda la raza humana un futuro diferente y mejor”.
“La Iglesia está en este camino y nosotros lo indicamos con la cita del 24 de septiembre: la tecnología debe usarse de manera ética para abordar y solucionar la escasez de alimentos. Se puede y, por lo tanto, se tiene que hacer”, concluyó. (ANSA).