Esta postura tomada por la industria láctea “profundiza la crisis”, según indicó Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
Según la entidad confederada, la rebaja en el valor de la leche cruda que reciben los tambos en las tranqueras fue confirmada por producciones ubicadas en las principales regiones lecheras del país, como la Cuenca Oeste (Buenos Aires), Villa María, Canals y San Francisco (Córdoba) y en Rafaela y Esperanza (Santa Fe).
La política de recorte adoptada por las usinas lácteas pone en una situación aún más penosa al sector productor, donde se sucede la venta y remates tanto de tambos como de ganado lechero por falta de precio y rentabilidad rentabilidad.
Por ello, CRA reclamó la necesidad de gestionar “un cambio urgente en las políticas” y consideró que de no hacerlo “la mayoría de los productores lecheros llegarían a la primavera con márgenes negativos y fuertes quebrantos que producirían cortes en la cadena de pago y aún más cierres de tambos, afectando la economía del interior productivo”.
En este sentido, la Asociación de Productores de Leche (APL) consignó -a través de otro informe- que a la lechería le “hacen falta cambios estructurales profundos, los que hay que diagnosticar adecuadamente, y por ello se necesita empoderar al sector de la producción para que los lleve adelante”.
Según APL, dichos cambios promovidos desde el ámbito gubernamental permitirían “lograr un marco político-institucional con reglas claras y políticas de Estado, (para) hacerse cargo del negocio adecuadamente, desarrollar tecnología y negociar con el Estado políticas adecuadas”.
Más allá de esto, CRA informó ayer que “la industria láctea decidió reducir durante junio drásticamente el precio de la leche cruda a los tamberos, con bajas que superan el 3% de su valor” y consideró que dicho recorte “profundiza la crisis”.
Tras un relevamiento sectorial realizado por la entidad que conduce Rubén Ferrero, se indicó que “hoy los productores tamberos están en una situación de quebranto económico donde la mayoría de los establecimientos decidieron interrumpir todas las inversiones previstas”.
CRA recordó que ya en febrero de 2015 hizo público sus reclamos por las “consecuencias” que podría acarrear “la intervención en el mercado lácteo” dispuesta por la Nación, a lo que se le sumó también “los desequilibrios macroeconómicos” que enfrenta la actividad productiva y la presencia de “un contexto internacional adverso”.
Un relevamiento realizado por la entidad refirió que para un tambo resulta necesario producir unos 5.500 litros de leche por hectárea por año para no llegar a una rentabilidad negativa; pese a que actualmente el promedio a nivel país ronda los 5.000 litros por hectárea anuales.