Frente a una campaña que tiene proyectada la siembra de 6,8 millones de hectáreas de trigo y con buenas relaciones de precios, en una jornada virtual organizada por Ojos del Salado, especialistas expusieron sobre tratamiento de semillas, herramientas para el manejo de enfermedades foliares en trigo y perspectivas climáticas para esta campaña fina.
Una semilla sana
Con la presencia online de más de 200 participantes, la responsable de comenzar con la agenda técnica fue del Grupo de Fitopatología de INTA Pergamino, Lucrecia Couretot al detallar los inconvenientes que genera el uso de semillas contaminadas con patógenos, como, por ejemplo, la introducción de patógenos en nuevas áreas, diseminación de patógenos a largas distancias, incremento del inóculo en áreas de cultivo, alteración del poder germinativo y vigor de la semilla. Resultando todo esto en una reducción de la productividad y el aumento de los costos.
“El muestreo y análisis de sanidad es fundamental porque permite identificar y cuantificar los microorganismos presentes y de esta forma definir el mejor destino de esa semilla”, recomendó Couretot. A partir de ese diagnóstico se define el tratamiento de semilla más adecuado, siendo el curado de la semilla una práctica beneficiosa, ya que erradica o reduce el inóculo, protege a semillas y plántulas de patógenos de suelo, mejora la implantación y protege al cultivo de infecciones tempranas.
“Desde los años 80, con la aparición de Thiram y Carbendazim, se han ido incorporando principios activos con mejor desempeño, hasta llegar en los últimos años al desarrollo de las carboxamidas, con mayor persistencia, y los biocontroladores. La mezcla de varios de estos activos genera una complementariedad que permite el control de un amplio rango de patógenos, y con mayor persistencia. Está demostrado que aquellos de tecnología media tienen eficacia de control regular, mientras que los que poseen tecnología alta funcionan mucho mejor”, agregó la fitopatóloga.
Couretot recomendó conocer las características de la semilla que vamos a sembrar, incluir el test de sanidad en las determinaciones de calidad, el tratamiento con los activos adecuados para favorecer la emergencia, erradicar patógenos interna y externamente en la semilla. Y aasó poder evitar el crecimiento de hongos, disminuir el progreso de infecciones hacia órganos aéreos y evitar aplicaciones foliares en estadios muy tempranos.
Monitoreo extendido
Sobre las enfermedades foliares de trigo y su manejo hablo de la consultora Ojos del Salado, Mauro Mortarini y explicó que “como veníamos acostumbrados a que el control de malezas fuera relativamente barato en trigo, hasta la aparición del raigrás y las crucíferas, algo similar sucedió con las enfermedades. La roya amarilla, Septoria nodorum y roya del tallo y razas de roya amarilla adaptadas, se han difundido ampliamente”.
Estas nuevas adversidades están compuestas por 3 royas, mancha amarilla y Nodorum. “En ensayos donde roya amarilla estaba combinada con anaranjada y del tallo, encontramos respuestas de hasta 40% con fungicidas. Eso nos da la pauta de que, si fallamos en los diagnósticos o llegamos tarde, las pérdidas de productividad pueden ser realmente significativas”, comentó el asesor.
Como “los perfiles sanitarios de nuestros trigos no se destacan en cuanto a mancha, por eso es necesario aplicar curasemillas”, recomendo Mortarini. Y agregó: “Hay una amplia oferta en el mercado, con costos que van desde los 5 a los 25 USD/ha. Esto justifica la necesidad de hacer un análisis de patógenos en semilla, que no tiene incidencia en los costos, y nos va a permitir tomar una mejor decisión”.

“El monitoreo semanal en el cultivo de trigo juega un rol clave, y por lo tanto debería ser un costo indiscutido. Veníamos acostumbrados a manejar 2 enfermedades, y el monitoreo iniciaba un poco antes que el cultivo comenzara a encañar. Pero hoy, con estas nuevas enfermedades, esa ventana se amplió mucho más. Hay muchas posibilidades de tener incidencias altas de roya amarilla desde el macollaje, y con roya del tallo debemos prestar atención hasta grano pastoso. y hay que trabajar desde muy temprano”, indicó el ingeniero agronómo.
“Hicimos un ensayo de 7 tratamientos fungicidas, en 4 localidades, aplicados a tiempo, por umbral, y repetimos las aplicaciones 10 días después. Ese retraso en la aplicación implicó un 5% de pérdida, es decir, 28 kg/ha/día de atraso. Pero es una de las localidades vimos hasta casi 57 kg/ha/día en una localidad”, ejemplificó. Y agregó: “es muy importante destacar que los fungicidas, a diferencia de otros fitosanitarios, funcionan muy bien con muy bajos niveles de enfermedad, por lo tanto, es preferible ser preventivos y no reactivos”.
Gestión del riesgo y nuevos índices
Del instituto de Clima y Agua de INTA, Pablo Mércuri, señaló que estamos en un momento signado por la variabilidad en las condiciones climatológicas, que se evidencia en el lote aún dentro de la misma estación de crecimiento de los cultivos. En ese sentido, para describir el clima se han construido nuevos índices agrometeorológicos, que nos permiten ver tendencias, porque las estadísticas clásicas enmascaran la enorme variabilidad que existe. Entre ellos podemos mencionar “Días muy húmedos”, es decir, lluvias muy intensas, “Días consecutivos sin lluvias” y “Días con heladas”.
Al analizar la situación regional de punto de partida de la campaña fina, respecto de la provisión de agua, el especialista resaltó que hay excesos en el oeste de Buenos Aires, suroeste de la provincia de Córdoba, y que puede haber faltantes en la zona triguera del noroeste de Córdoba. Al referirse a la disponibilidad de agua en el suelo, mostró mapas donde se observa una disponibilidad de 80-100 mm para gran parte de la provincia de Bs. As., sur de Santa Fe y déficits en el oeste de Córdoba, con un 20% de la capacidad de agua disponible.
Respecto de las precipitaciones en el corto plazo, aseguró que se esperan en los primeros días de junio, con el avance de un frente frío con descargas en el centro del país. “Será muy importante para acumular algo más de agua, con precipitaciones de entre 30 y 50 mm”, agregó.
Al referirse a los forzantes oceánicos, señaló que los datos de la Universidad de Columbia indican que por el momento la tendencia es que continúe neutral, pero con señales de incertidumbre a partir de septiembre. Sin embargo, sabemos que existe una limitación para la predicción durante nuestro otoño-principio de invierno, ya que los modelos no son buenos para predecir en este momento. Para tener una buena proyección para la cosecha gruesa habría que esperar hasta mediados de julio.
“Hemos sabido adaptarnos a diferentes condiciones y tecnología, pero tenemos que crecer en cómo gestionar el riesgo climático por la mayor frecuencia de situaciones extremas”, aconsejo al finalizar el encuentro Mércuri.