En el mundo de la coctelería, cada detalle importa: el vaso, los aromas, la temperatura, la textura. Pero hay un protagonista silencioso que, durante mucho tiempo, pasó inadvertido: el hielo. Esa mirada distinta fue la que tuvieron Máximo Fioravanti (ingeniero) y Hernán Biglia (diseñador), dos amigos que decidieron convertir lo invisible en arte. Así nació Prisma Clear Ice, una empresa argentina que elabora hielos cristalinos de alta calidad, diseñados para realzar la pureza, el sabor y la estética de cada cóctel.

Con un proceso que combina precisión técnica y sensibilidad artesanal, Prisma produce bloques de hielo completamente transparentes, de formas geométricas definidas y gran tamaño. Cada pieza lleva 96 horas de congelamiento controlado, lo que garantiza una estructura compacta, sin burbujas ni impurezas. El resultado: hielos que duran más, se diluyen menos y preservan intactos los aromas y sabores de la bebida.
Lo que comenzó como un experimento casero se transformó en una marca reconocida, que hoy abastece a las barras más prestigiosas del país y se consolidó como referente en innovación dentro del rubro. Además de proveer a bares, restaurantes y hoteles, Prisma Clear Ice amplía su presencia con encargos personalizados para eventos corporativos y sociales: desde logos encapsulados hasta esculturas y diseños a medida, pensados para darle identidad y elegancia a cada ocasión.
“El hielo es un elemento discreto, pero esencial. Es lo que no se ve, pero transforma todo. Queremos que cada pieza de Prisma tenga esa presencia sutil que eleva el momento y revela la verdadera alma del trago”, explican sus fundadores.
Prisma Clear Ice es, en definitiva, una invitación a redescubrir el valor del detalle: ese instante en que un trago bien servido se convierte en una experiencia única.




