El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó este martes que Estados Unidos “tomará el control” de la Franja de Gaza a largo plazo y la reconstruirá, convirtiéndola en una “Riviera de Medio Oriente”.
“No quiero ser un gracioso ni parecer muy listo, pero la Riviera de Oriente Medio… Esto podría ser tan magnífico”, afirmó Trump en una rueda de prensa junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en Washington.
“Será nuestra responsabilidad desmantelar todas las bombas sin explotar, nivelar el terreno, deshacernos de los edificios destruidos y allanar la zona para impulsar un desarrollo económico que genere una cantidad ilimitada de empleos y viviendas”, afirmó.
Netanyahu dijo que el magnate fue determinante para alcanzar la tregua en Gaza y aseguró que su plan para la Franja “cambiará la historia”. El encuentro entre Trump y Netanyahu, el primero con un líder extranjero en el segundo mandato del republicano, tenía como objetivo hacer un balance de la segunda fase del alto el fuego con miras a una cesación definitiva de las hostilidades, pero el magnate delineó un escenario más a largo plazo.
Esta es la primera vez que Trump, que hizo campaña con la promesa de acabar con esta guerra, habla de una implicación directa a largo plazo en Gaza y también la primera vez que sugiere que los palestinos deben ser “reasentados” de manera permanente en otros países.

En concreto, en la rueda de prensa, una periodista le preguntó en qué consistiría ese papel estadounidense, a lo que Trump respondió que contempla una “posición de propiedad a largo plazo” sobre la Franja de Gaza.
Desde su regreso al poder el 20 de enero, Trump ha reiterado esta propuesta en varias ocasiones e insistido en que Jordania y Egipto deberían aceptar más palestinos procedentes de Gaza, una idea rechazada de plano por esos dos países, así como por Emiratos Árabes Unidos, Catar, Arabia Saudí, la Autoridad Palestina y la Liga Árabe.
Por primera vez, en declaraciones a la prensa al inicio de su reunión con Netanyahu en el Despacho Oval, Trump sugirió que ese desplazamiento debería ser “permanente” y trató de enmarcarlo como una medida humanitaria, afirmando que era imposible creer que alguien querría permanecer en un territorio devastado por la guerra, al que calificó de “zona de demolición”.
“Durante décadas, todo ha sido muerte en Gaza. Esto ha estado ocurriendo durante años. Todo es muerte. Si pudiéramos conseguir una zona bonita para reasentar a esa gente, permanentemente, con casas bonitas donde puedan ser felices, sin que les disparen, sin que los maten, sin que los apuñalen como ocurre ahora en Gaza”, afirmó Trump.
Durante la reunión, además del futuro de Gaza, ambos líderes conversaron sobre el frágil alto el fuego con Hamás, la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudí y la creciente tensión con Irán.
La visita supuso un espaldarazo internacional para Netanyahu, que salía por primera vez de Israel desde que la Corte Penal Internacional emitiera en noviembre una orden de arresto en su contra, una decisión que Washington ha condenado enérgicamente y cuya jurisdicción no reconoce.

Para Netanyahu, “el proyecto de Trump para Gaza podría cambiar la historia”. El primer ministro israelí obtuvo del aliado estadounidense mil millones en nuevas armas, un plan muy duro contra Irán, la salida del Consejo de Derechos Humanos de la ONU—al que Trump calificó de “antisemita”—y el fin definitivo de los fondos para la UNRWA.
Con información de ANSA, France 24 y EFE.