Volvió a la cartelera porteña, la obra teatral Aguja, un viaje a la complejidad de la existencia y lo que subyace en el mundo ignoto del inconsciente, con dramaturgia y dirección de Matías Santos y las convincentes actuaciones de Mariano Botindari, Gerónimo Gutiérrez, Lola Nuñez y Mili Senders. Se presenta los viernes a las 22.15, en la sala Belisario (Av. Corrientes 1624, CABA).
La ciencia y sus postulados dogmáticos y casi sin la posibilidad de contrariarlos, son en principio el inicio de esta pieza teatral, con aspiraciones a un thriller psicológico y que, si bien tiene algunos de sus “condimentos”, el devenir de la historia transita por lo dramático y lo inquietante que diluye el género. El relato toma el rumbo hacia el inconsciente, un terreno fangoso y en donde se torna difícil hacer pie, cuando se cuestiona la existencia.
En ese clima, denso por momentos, pero atrapante, cuatro personajes bien definidos en un relato interesante, abordan un costado científico, trayendo “la ciencia” a lo cotidiano de la vida en un lenguaje expresivo desde el texto y corporal incorporando a la propuesta unas excelentes y convincentes actuaciones. La física cuántica y la teoría de la composición de los objetos, se relaciona con el amor, la muerte y la fidelidad; y un pasado lejos de ser superado, regresa en forma de conflicto irresuelto, de la mano de un texto inteligente que desgrana lo narrativo en momentos, situaciones expresiones por momentos tensas y hasta sorpresivas.
Un hombre y una mujer son la eminencia de la física cuántica, pero pese a su erudición y sapiencia de las leyes, se enfrentan a las de la vida cotidiana, sin poder asumir su responsabilidad frente al otro. La obra propone reflexionar sobre los vínculos, lo simple de la vida y cómo ésta puede transformase en una pesadilla. Un hombre joven deja al descubierto un pasado plagado de ausencias y en el momento más encumbrado de su carrera científica, le salen al cruce sus propias áreas sombrías y sus fantasmas es desafiado por sus propias sombras y fantasmas.
El sentido de la verdad toma caminos que se diferencian. En palabras del dramaturgo y director: “Una reflexión y una mirada corrida de lo que estamos acostumbrados a ver, de lo que nos comunican sobre lo que hay que tener o comprar para ser feliz o de lo que nos enseñan que es lo mejor. A veces lo mejor está al alcance de la mano, en las cosas sencillas. A veces no hace falta todo lo demás”, expresó Matías Santos.
Uno de sus textos acentúa la propuesta y la pinta de cuerpo entero: “Por dentro el llanto se hacía presente, pero ninguna lágrima vio el sol aquella mañana. No quiero vivir más así, viéndolo de afuera. Quiero estar inmerso en lo que sucede, quiero nadar en las aguas de la vida…”
Dramaturgia: Matías Santos; Intérpretes: Mariano Botindari (Hugo), Gerónimo Gutiérrez (Hidalgo), Lola Nuñez (Enrique) y Mili Senders (Olivia); Vestuario: Sofía Ellinger; Diseño de escenografía: Catalina Sikorski; Diseño de luces: Marco Pastorino; Realización de escenografía: Sergio Romero y Catalina Sikorski; Redes Sociales: Pablo Lancone; Música original: Sergio Vainikoff; Operación técnica: Fernando Raíces; Diseño de imagen: Jimena Rodríguez; Asistencia de dirección: Lucila Tamame; Producción ejecutiva: Cristian Alvarenga; Dirección: Matías Santos.